Opioides: que son y para que sirven
Los opioides se derivan de la planta de adormidera, conocida desde tiempos inmemoriales por sus efectos sobre el sistema nervioso central. Estos efectos son causados por sustancias muy fuertes como la morfina, la heroína y la codeína. Muchos de estos ingredientes activos han sido estudiados por compañías farmacéuticas que los han reelaborado. El objetivo es reutilizarlos en cuidados paliativos y, por tanto, para terapias del dolor. En total, hay nueve tipos de opioides en el mercado, dos de los cuales son más débiles, a diferencia de los otros siete que son más fuertes. Los opioides débiles son codeína y tramadol, mientras que los más fuertes son oxicodona , morfina, metadona, tapentadol, hidromorfona, fentanilo y buprenorfina . Los opioides se pueden liberar en el cuerpo por vía oral, a través de parches transdérmicos o mediante inyecciones simples. Los opioides se recetan si el dolor es demasiado intenso para el paciente, lo que dificulta mucho su mantenimiento. No hacen más que detener la transferencia de estímulos que causan dolor a lo largo de los nervios hasta el cerebro. Por este motivo se prescriben en caso de dolor permanente como en presencia de hernias, enfermedades reumáticas, tumores, etc. El dolor agudo para el que se planea la cirugía de opioides puede ser causado por traumatismos, fracturas o resultados posquirúrgicos.
¿Cuáles son los medicamentos que contienen opioides?
Como ya se mencionó anteriormente, existen diferentes tipos de opiáceos que se usan con la función de analgésicos, algunos más débiles y otros más fuertes en relación por supuesto con la potencia. Entre los opioides débiles podemos mencionar la codeína y el tramadol.
La codeína se usa ampliamente para aliviar el dolor causado por el cáncer y está disponible comercialmente en productos asociados con el paracetamol en tabletas efervescentes o en sobres de gránulos efervescentes. Tramadol es muy seguro, eficaz incluso durante períodos muy prolongados, además de estar presente en casi todas las formas posibles, es decir, comprimidos, gotas, sobres, etc. Entre los opiáceos fuertes se encuentran los que se utilizan para inhibir el dolor del cáncer y podemos mencionar la morfina, que es el más conocido y utilizado. La morfina está disponible comercialmente en forma de tabletas, jarabe o cápsulas de liberación prolongada. Las cápsulas se pueden administrar al paciente que tiene dificultad para tragar, por sonda nasogástrica, mientras que las tabletas se pueden tomar hasta tres veces al día. Los jarabes, en cambio, se utilizan para aquellos pacientes que ya toman morfina y tienen el beneficio de empezar a actuar ya unos treinta minutos después de tomarla. Otro opioide que se considera fuerte, aunque no se usa mucho en cuidados paliativos, es la metadona. Es un opioide sintético, cuyo uso se limita a un control constante. Está disponible comercialmente en forma de jarabe y, generalmente, se administra una dosis cada ocho horas. Este último puede incrementarse en relación a las necesidades específicas del paciente, además de presentar los mismos efectos que la morfina. L Otro opioide que se considera fuerte, aunque no se usa mucho en cuidados paliativos, es la metadona. Es un opioide sintético, cuyo uso se limita a un control constante. Está disponible comercialmente en forma de jarabe y, generalmente, se administra una dosis cada ocho horas. Este último puede incrementarse en relación a las necesidades específicas del paciente, además de presentar los mismos efectos que la morfina. L Otro opioide que se considera fuerte, aunque no se usa mucho en cuidados paliativos, es la metadona. Es un opioide sintético, cuyo uso se limita a un control constante. Está disponible comercialmente en forma de jarabe y, generalmente, se administra una dosis cada ocho horas. Este último puede incrementarse en relación a las necesidades específicas del paciente, además de presentar los mismos efectos que la morfina. L Este último puede incrementarse en relación a las necesidades específicas del paciente, además de presentar los mismos efectos que la morfina. L Este último puede incrementarse en relación a las necesidades específicas del paciente, además de presentar los mismos efectos que la morfina. LLa oxicodona es otro opioide considerado fuerte, que tiene una potencia considerada ligeramente superior a la que caracteriza a la morfina. Puede administrarse por vía oral y, en particular, en comprimidos o en combinación con paracetamol.
¿Los opioides son malos para la salud?
¿Los opioides son malos para la salud? Esta es una de las preguntas que todos se hacen un poco. Lo que sí sabemos es que, como cualquier fármaco, éste tiene beneficios pero también posibles efectos secundarios. Sí, los opiáceos tienen contraindicaciones y las principales son somnolencia, confusión mental, vómitos, náuseas y estreñimiento.
Durante los primeros días de inicio de la terapia es posible que, en un 10% de los casos, se produzcan contraindicaciones como somnolencia y confusión mental. En el lado positivo, estos efectos secundarios suelen desaparecer en un plazo de tres a cinco días. Si este no es el caso, es posible que la dosis que se administró al paciente sea incorrecta o que se haya producido una sobredosis.. El estreñimiento es el efecto secundario que se presenta con mayor frecuencia, además de ser muy molesto y agravado por el hecho de que el sujeto no puede moverse. El estreñimiento, si no se trata, podría provocar una obstrucción intestinal muy peligrosa. Para evitar estos efectos secundarios es aconsejable que los opioides se utilicen en combinación con otro y, en caso de estreñimiento, con un laxante que se debe tomar diariamente. Esto debe llevarse a cabo durante toda la duración del tratamiento con ese tipo de opiáceo, además de ir acompañado de una dieta equilibrada y con alto contenido en fibra. Si a pesar de todas estas precauciones la actividad intestinal no mejora, es necesario aumentar la ingesta de laxantes y, si es necesario, realizar enemas. Las náuseas y los vómitos, en cambio, son síntomas que aparecen a los pocos días del tratamiento, aunque son bastante frecuentes y molestos. Estos síntomas se pueden tratar administrando haloperidol o tomando metoclopramida.
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